lunes, 7 de octubre de 2013

En Sri Lanka: Safari en Yala

Cocodrilo en una laguna del Parque Nacional Yala. Sri Lanka
No pude capturar al leopardo. Apareció de improviso medio oculto entre los altos matorrales que crecían a lo largo del camino, avanzando con la seguridad del que se encuentra en territorio propio. Los sonidos del parque cesaron para mí, hipnotizada como estaba por la elegancia del movimiento de aquel felino que caminaba a pocos metros de donde yo me hallaba, indiferente a la mirada de mis ojos. Mi asombro era tan grande que no fui capaz de disparar la cámara.
Me encontraba en el Parque Nacional Yala, en el sudeste de Sri Lanka, subida en la parte descubierta de atrás de un destartalado Land Rover, a las nueve de la mañana de un día de abril. Avanzábamos dando botes por senderos de tierra, oteando a uno y otro lado en busca de fauna salvaje, y ya había logrado captar a los cocodrilos dormitando en la orilla de las lagunas, a los búfalos remoloneando cerca del agua, a un elefante solitario, a un cervatillo mirándome con curiosidad, a varios pavos reales, a un varano arrastrándose saliendo de un charco, a pájaros exóticos posados en las ramas de árboles cuyos nombres no llegué a memorizar.

Elefante solitario bajo el ardiente sol  de Yala. Sri Lanka
Y sin embargo, la aparición del leopardo me sorprendió y no es que no me hubiera comentado el conductor que podíamos encontrarnos con alguno, es que ya llevábamos varias horas en el parque, desde las seis de la mañana,  y habíamos perdido las esperanzas de su avistamiento y andábamos de regreso hacia la salida tras haber visitado el Tsunami Memorial en recuerdo de las víctimas de la tragedia que vino del fondo del océano aquel 26 de diciembre de 2004. Ahora, ocho años después, los árboles y plantas con su exuberancia habían invadido de nuevo el terreno hasta la playa y sólo quedaba el suelo de baldosas de un recinto hotelero tragado por el mar.

Búfalos pastando en la reserva de Yala. Sri Lanka
Se encontraron miles de cadáveres de personas, pero ni uno de animales salvajes, a pesar de que las olas se adentraron hasta tres kilómetros tierra adentro arrasando todo lo que encontraron a su paso.
Se dice que los animales escucharon el rugido del fondo del mar y huyeron a buscar refugio en  zonas altas. Los habitantes y turistas se ahogaron en un maremoto del que no supieron captar las señales.
Tal vez va siendo hora de que los humanos volvamos a recuperar la capacidad de conectar con la naturaleza y acompasar nuestro latido con el latido de la Tierra.

Cocodrilo a orillas del agua en una de las múltiples lagunas de Yala. Sri Lanka
¿Conocéis historias sobre animales que hayan presentido un desastre? y vuestras mascotas, ¿adivinan vuestra llegada a casa?. Contadme, contadme.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jolín. No sabía que habías estado en Sri Lanka...con lo que me gustaría hacer un safari fotográfico o ver animales en plena sabana o selva!
Lo de los animales es super curioso...que instinto tienen! Hace años salió una noticia en la que en un condado, no me acuerdo de que país, se daban las noticias del tiempo mediante las predicciones que hacía un cabrero. Este se fijaba lo que hacían las cabras que subían y bajaban del monte según detectaran ellas si iba a llover o no...y el caso es que acertaba más que los de la agencia meteorológica con los satélites...tiene h.....la cosa. Deberíamos, como dice Maria, leer los significados en la naturaleza...volver nuestra visión a la tierra de la cual estamos muy desconectados.
Los gatos son animales muy psíquicos y ven y sienten cosas que nosotros no percibimos, al igual que los perros. La perra de mi abuela parece que sabía cuando iba a morir ella y se puso mala la noche antes de que ocurriese. Los animales son maravillosos y las plantas...cuidémoslos!!

Anónimo dijo...

Sin palabras.... maravilloso artículo

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