lunes, 24 de marzo de 2014

En Marruecos: Serpientes en la plaza de Marrakech


Lo vi venir, adiviné sus intenciones y me escabullí entre la gente. El hombre del desierto se acercaba con la serpiente ondulándole en la mano y con una sonrisa chispeándole en los ojos dispuesto a colocar el reptil en los hombros de cualquier forastero incauto a cambio de unas monedas. No me gustan las serpientes ni en pintura y no estaba dispuesta a lucir una de collar por muy exótica que quedara en la foto. Opté por una huida atolondrada que me impidió tomar conciencia de que aquel sonido de flautas hacia el que me dirigía provenía de los encantadores de cobras. En un instante mi miedo convirtió la Plaza Yamaa el Fna en un nido de serpientes.

martes, 11 de marzo de 2014

En Alemania: una galería de arte en el Muro de Berlín


No parece muro y lo es. Parece museo, exposición de arte al aire libre y por eso lo llaman  East Side Gallery. Pero este muro maquillado con alegres colores, decorado con graffitis, dibujos y caricaturas, no se construyó para ser soporte de la creatividad de inspirados pintores, ni para ser uno de los principales lugares de atracción turística de la ciudad de Berlín. Estos 1316 metros de  hormigón disfrazados de arte  en la calle Mühlenstraße, en la orilla del río Spree, son restos del tristemente famoso Muro de Berlín, la frontera que durante veintiocho años dividió la ciudad en dos, separó familias, amigos, vecinos, impidió la libre circulación de personas y marcó el destino de los habitantes de esta urbe dependiendo del lado este u oeste donde les tocó vivir.

sábado, 1 de marzo de 2014

En Jordania: las señales del desierto Wadi Rum


Dicen que no hay nada en el desierto. No te lo creas. Atento a las señales. Antes de emprender el camino borra de tu mente el Sahara ondulado de dunas doradas, ese no es el paisaje en el que te adentrarás con el 4×4.
El escenario del Wadi Rum es otro. Un mar de arenas rojas zarandeadas por la brisa lame la base de acantilados montañosos erosionados por la insistencia de vientos milenarios. Escucha atentamente, el desierto te habla con la tenue melodía de los granos de arena movidos por el aire.
El jeep avanzará por el valle desértico aplastando matojos nacidos con las últimas lluvias. Hay veces que llueve en el desierto y la arena florece y las grandes montañas de arenisca, granito y basalto se despojan del polvo acumulado.