sábado, 14 de febrero de 2015

Bután: El paraíso perdido en el Himalaya



La bendición me vino de golpe en el templo de Chimi Lhakhang en el valle de Punakha en Bután. Yo estaba sentada en el suelo con las piernas cruzadas simulando la postura del loto, hipnotizada por la pequeña escultura desnuda de  Drukpa Kunley, un budista tántrico que según la leyenda alcanzó la iluminación a través del sexo. Por el rabillo del ojo vi acercarse al joven monje de túnica roja y cabeza rapada y le sonreí y él, sin mediar palabra, golpeó mi cabeza con un arco y un enorme falo de madera que llevaba en la mano. Según me enteré después, esta impactante forma de bendición augura fortuna a quien la recibe.