miércoles, 30 de octubre de 2013

En Islandia: Géiser

Valle de Haukadalur. Islandia
Yo no cronometré a Strokkur, fue el hombre que tenía a mi derecha quien lo hizo, quizás para comprobar si los datos que daba la Lonely Planet (llevaba la guía  en el bolsillo de su mochila) eran exactos. Así es que no puedo deciros de forma fiable si el géiser tardó cinco, ocho o quizás diez minutos en entrar en erupción. Sólo os puedo hablar de la expectación de los que estábamos allí reunidos en torno a la charca mirando embelesados las burbujas y del grito de exclamación que salió de nuestras gargantas cuando de repente una columna de agua caliente y vapor procedente del fondo de la tierra se elevó más de diez metros sobre nosotros. Las cámaras entraron en un frenesí de fotos hasta que el agua volvió a reposar de nuevo en la charca burbujeando el próximo lanzamiento.

martes, 22 de octubre de 2013

En Vietnam: Delta del Mekong


Aserejé ja de je de jebe tu de jebere… empecé a cantar después de haber brindado con vino de arroz a la salud de la familia vietnamita que nos alojaba esa noche en su casa en el Delta del Mekong.
Estábamos en el jardín  sentados en taburetes alrededor de una pequeña mesa de madera donde quedaban los restos de  la sopa de verduras y el pescado que habíamos cenado. La noche era calurosa y la luna llena arrancaba destellos a los peces del estanque. No había ganas de dormir y el padre de familia sacó una guitarra eléctrica y todos, madre, hija y un amigo invitado empezaron a cantar una triste canción homenaje a los mártires de la guerra, según deduje de la letra que tradujeron después al inglés.
Brindamos por Vietnam y España  y me pidieron que cantara una canción de mi país y lo primero que se me ocurrió fue el estribillo de  Aserejé. El problema vino cuando me pidieron que tradujera la letra.

martes, 15 de octubre de 2013

En Camboya: Templos de Angkor

Banteay Srei. Angkor. Camboya

Los monos te vigilan por todas partes, encaramados en las altas ceibas, entre las ruinas de los templos. Sus gritos se unen al chirrido de las chicharras y al calor de la selva.
Cuando te acercas al templo de Ta Prohm una colosal y misteriosa cara esculpida en la piedra te franquea la entrada al recinto sagrado de la diosa Prajñaparamita, la deidad de la sabiduría en el imperio Jemer.
Tras el primer tropezón ya tienes más cuidado donde pones el pie, las raíces de los árboles reptan como anacondas y trepan por los muros entrelazadas con los bloques de piedra.

lunes, 7 de octubre de 2013

En Sri Lanka: Safari en Yala

Cocodrilo en una laguna del Parque Nacional Yala. Sri Lanka
No pude capturar al leopardo. Apareció de improviso medio oculto entre los altos matorrales que crecían a lo largo del camino, avanzando con la seguridad del que se encuentra en territorio propio. Los sonidos del parque cesaron para mí, hipnotizada como estaba por la elegancia del movimiento de aquel felino que caminaba a pocos metros de donde yo me hallaba, indiferente a la mirada de mis ojos. Mi asombro era tan grande que no fui capaz de disparar la cámara.

jueves, 3 de octubre de 2013

En Jordania: Nieve en Ammán

Nieve en Ammán. Jabal Al-Qal'a o Colina de la Ciudadela. Jordania
Una vez recé a Alá. Era una tarde fría de invierno en Ammán, en la acera quedaban restos de la nevada del día anterior. Yo estaba parada en una esquina dando pequeños saltos para que los pies metidos en las botas entraran en calor, las manos enguantadas eran reacias a salir de los bolsillos del abrigo rojo para hacer señales a un taxi y el pañuelo rosa que cubría mi cabeza no conseguía evitar el frío en mis orejas.
Pasaban los coches, pasaban los taxis ocupados y pasaban los minutos, hasta que por fin paró uno. El taxista, un hombre joven, me preguntó la dirección, le dije Jabal Lwebde, Dwar París y asintió. Subí al taxi, comprobé que el taxímetro marcaba un cuarto de dinar y me aseguré que conocía el camino. Me acurruqué en el interior despreocupada por no tener que ir indicándole cómo llegar.

miércoles, 2 de octubre de 2013

En Jordania: Mar Muerto

Piedras recubiertas de sal a orillas del Mar Muerto. Jordania.

No soy una chica Lonely Planet. Me duele asumirlo pero los hechos lo demuestran: no he conseguido la típica foto que aparece en la guía del turista leyendo el periódico flotando en el mar. Y os aseguro que lo intenté.
Marché al Mar Muerto con las cifras aprendidas: 416,5 m bajo el nivel del mar, un porcentaje de sal del 33% en comparación con el océano que es del 3,5%, etc, etc. Todo para presumir de conocer el terreno que pisaba. Y me llevé el equipamiento adecuado: el bikini rojo a juego con las zapatillas de agua para no herirme con las piedras incrustadas de púas de sal y un amigo con cámara para captar el momento. Y me sabía de memoria las instrucciones para obtener una buena foto: