Ella se levantó el largo y pomposo vestido blanco dejando ver las medias del mismo color, para que él le quitara los zapatos de alto tacón y poder de esta manera bajar descalza, de forma segura, las desgastadas escaleras de piedra del Templo de Júpiter, mientras el fotógrafo buscaba nuevos escenarios para las fotos que formarían parte del álbum de bodas de la pareja.
El marco era espléndido, la Acrópolis de Baalbek en El Líbano, el yacimiento arqueológico más impresionante de Oriente Próximo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.